sábado, 26 de febrero de 2011

UN MAR.


Me despierto a las 8 de la mañana tal como había previsto el día de antes. Me levanto, me lavo la cara, me cepillo los dientes, me peino, me pongo mi camiseta color rosa clarito que me regaló ayer mi abuela junto a unos pantalones y me voy. Salgo por la puerta, hace un día radiante, un sol inmenso invade mis ojos, todo parece perfecto, un día alegre, por fin no llueve. Decido ir a dar una vuelta pero de golpe me encuentro con un pequeño niño rubio con ojos azules sentado en la esquina de la plaza mirando a otros niños jugando, divirtiéndose y disfrutando del día. No dudo ni un momento a acercarme a aquel desconsolado niño. A medida que voy, noto unos ojos que me miran con miedo, inseguridad y temor. Me siento a su lado y le pregunto que como se llama, Marc me contesta. Esos ojitos apunto de explotar de pequeñas gotitas de agua me miran y de golpe noto sus pequeños brazos abrazarme…Que tierno… Llora desconsoladamente, sin fin ninguno. Al parecer lo necesitaba, le abrazo, y sin ganas de abrir la boca le doy un pequeño beso y le digo que no pasa nada, que por más que llore no creo que se solucione nada. Noto un frio por dentro inigualable, le miro de reojo y le veo el cielo. ¿Quieres ir?. I cambiarlo-respondió-. Aquellas dos simples palabras me hicieron congelarme del todo. Aunque te lo explicara no me creerías, se que a todo el mundo le gusta el sol, todo parece bonito, insólito… ¿Pero la lluvia que?, ¿Acaso hace algo malo? Es fea, destruidora de planes, todo parece estar triste, pero no todas las cosas se miran por su aspecto. Hace días que no llueve y lo echo de menos…-dijo el niño-. Me izo quedarme totalmente de piedra, le volví a abrazar hasta que vi un pequeño viejecito que venía hacia él. Le cogió de la mano y se lo llevó, me quede bastante insegura de mi misma, pero después de pensarlo,tenía razón tal vez algún día cuando menos te lo esperes, te estara viendo desde allí arriba, tenlo por seguro.

1 comentario:

  1. A los niños les suele gustar más la lluvia que el sol. ¡No existe satisfacción más grande que chapotear en un charco con unos zapatos nuevos!

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